viernes, 18 de junio de 2010

LA PEÑA EN LA GANADERÍA EL PILAR


Santos G. Catalán. Con tiempo inseguro de nubes y claros,pero que al final permitió la visita sin caer una gota de agua, unas sesenta personas pertenecientes a nuestra entidad, encabezada por el presidente, Dr. Manuel Grajal, se desplazaron hacia tierras charras para visitar la ganadería de El Pilar, propiedad de la familia Fraile (Pilar y Moisés).


 
No estaba el ganadero -un compromiso en Las Ventas le impidió estar con nosotros- pero fuimos atendidos magníficamente por el personal de la ganadería que estuvo en todo momento a nuestra disposición, demostrando, una vez más, la bonhomía y la amabilidad de la gente del campo salmantino. Rodeados de montes y con un verde inusual en los campos de la vega del Huebra, recorrimos las magníficas y cuidadas instalaciones para poder ver in situ, a dos metros, a lo que queda de toros de saca en la presente temporada tras haber lidiado ya en Sevilla y Arnedo.


Unas diez corridas de toros quedan en "El Puerto de la Calderilla". Algunas bien armadas como la de Pamplona y la mayoría armoniosas, pendientes de rematar las que se lidiarán en agosto y septiembre que son el grueso de la camada de 2006. Unas quinientas vacas de vientre, a las que pudimos observar con sus crías recien paridas, cuenta esta ganadería que se reparte entre dos fincas cercanas una de la otra para abastecer los dos hierros de la Casa: El Pilar (encaste propio por la vía de Raboso), en honor a la patriarca de la familia y Moisés Fraile (encaste Atanasio-Lisardo por la vía de la familia Fraile).


 
Antes hicimos parada y fonda en los jardines y piscina de la finca para dar cuenta de las riquísimas viandas que cada cual trajo consigo; entre ellas destacamos una deliciosa tortilla de patata con cebolla, torreznos, lomo y costillas elaborada por el alma mater del mesón Casa Pedro: Paula.
 
Una vez visitada la ganadería nos dirigimos al restaurante La Bombilla (Tamames), inaugurado en 1910, donde el propio ganadero nos había aconsejado degustar un cocido al estilo de la zona. Fue una auténtica delicia y sorpresa por la calidad y la cantidad. Tras reposar unos minutos con el consabido orujo la propietaria del establecimiento nos recomendó visitar La Alberca en lugar de hacerlo en Salamanca como estaba previsto en el plan de ruta. Otra sorpresa agradable nos deparó la bella localidad salmantina, a los pies de la Peña de Francia y a cuatro pasos de ese universo ecológico que son Las Batuecas. Sus calles empedradas nos llevaron al corazón de La Alberca donde pudimos disfrutar de una belleza sin igual; era como trasladarnos a épocas que alguna vez hemos soñado.
 
La piedra granítica, las balconadas de madera, los soportales con columnas centenarias nos dieron la impresión de revivir pasajes de aquellas películas de la Edad Media. Porque La Alberca es un pueblo litúrgico y tradicional marcado durante siglos de un espíritu religioso. Además de que sus gentes son buenos chacineros, huertanos y elaboradores de turrón. Lo que no pudimos conseguir fueron las exquisitas y deliciosas cerezas que se crían en esos fértiles valles. Que se lo digan a nuestra socia Maribel de Clérigo¡¡¡¡¡¡. Nuestro presidente dice que volverá a La Alberca para encontrar paz y tranquilidad. Se quedó extasiado de tanta belleza natural.



 
Nuestro habitual autocar la Empresa Cabornero nos retornó a nuestro Valladolid de la mano del excelente conductor Rubén. Un viaje para recordar. Gracias a los ganaderos de El Pilar. Y gracias a nuestro compañero Santos Lorenzo por el vídeo y a Antonio Sánchez por la fotos. Hasta la próxima que será en tierra galas (Arles y Nimes).